REDACCIÓN VIDA DE HOY
Docentes y padres de familia deben trabajar juntos para promover respeto por la diferencia.
La intimidación escolar, comúnmente llamada matoneo, está alcanzando niveles preocupantes: se estima que uno de cada cinco escolares ha sido víctima de este fenómeno en el país. La situación obligó al Ministerio de Educación a enviar al Congreso, a finales de marzo, un proyecto de ley para prevenirlo.
Esta revisión de políticas, dice la psicóloga y psicoterapeuta María Carolina Sánchez Thorin, representa un parámetro decisivo en el bienestar de niños y adolescentes, cuyos procesos de socialización y estabilidad emocional dependen de dichas iniciativas.
Lo más preocupante, dice Sánchez Thorin, es que los adultos muchas veces ignoran el drama detrás del matoneo y lo interpretan como simples «peleas de niños». Los más afectados, señalan los expertos, suelen ser los niños y jóvenes con pocas habilidades sociales (en ocasiones deportivas), que tienen afición por el estudio o características físicas particulares.
Desafortunadamente, continúa la especialista, se tiende a avalar y elogiar el carácter duro, fuerte, competitivo y de liderazgo del agresor, mientras que se siente lástima por el niño matoneado. «En la mayoría de casos, las remisiones a salud mental son de la víctima y no del victimario», sostiene Sánchez Thorin.
Detecte si su hijo es víctima
Algunos síntomas permiten descubrirlo a tiempo:
1. Permanece solo y no tiene amigos.
2. Que no lo inviten a fiestas puede ser señal de que está siendo excluido.
3. Si aparece golpeado y no explica bien qué pasó o si pide plata permanentemente.
4. No quiere ir al colegio y la excusa es que está enfermo.
5. Baja su rendimiento académico.
6. Se le ve muy triste y ansioso.
Consejos para padres y profesores
· Promueva la empatía
· Es importante enseñarles a los niños a ponerse en los zapatos del otro. Preguntas como ¿has estado en una situación así?, ¿cómo la viviste? o ¿cómo te sentirías si fueras el único al que no invitaran a la fiesta? los concientizan de que no está bien hacer daño.
· Ni autoritarismo ni permisivismo
· Hay padres autoritarios, que maltratan a sus hijos o a sus parejas, con lo que envían el mensaje de que está bien agredir. Otros no ponen límites y, si sus hijos tratan mal a alguien, no les importa. Los padres deben poner normas y, con respeto, hacerlas cumplir.
· Fomente el compromiso
· Además de que la víctima trate de frenar la agresión por su cuenta y sin violencia, es indispensable que los compañeros intervengan y reprochen la situación tan pronto comience. Los niños populares son aliados para prevenirlo y frenarlo e integrar al agredido.
· Asegúrese de la inclusión
· Es indispensable que ningún niño sea excluido de los grupos sociales o deportivos que se arman en los colegios. Los adultos, en general, deben prestarles atención a aquellos que puedan estar siendo apartados, de manera que sean integrados con los demás.
· Fije reglas y haga que se cumplan
· Al comienzo del año escolar, debe quedar claro que no se puede tratar mal a nadie. Cuando ocurra, hay que hablar de forma individual con los agresores para convencerlos de que no está bien agredir. Hay que promover la tolerancia a la diferencia.
· Recalque las habilidades
· No siempre se es bueno en todo. Es clave destacar las cualidades de los niños en distintas actividades, no solo en una. El mensaje que esto les envía es que todos tenemos diversas capacidades y algunas cosas se nos facilitan, y en otras nos toca esforzarnos.
· Colegios deben diseñar protocolos
· Los planteles educativos deben crear protocolos para enfrentar la intimidación, partiendo de una filosofía institucional basada en el buen trato. Es importante crear canales de comunicación entre padres y profesores, y realizar encuestas para dimensionar el fenómeno.
· Desarrolle el criterio del niño
· Un niño que es capaz de tomar sus propias decisiones y que, desde pequeño, desarrolla la capacidad de hacer lo que le gusta y considera adecuado, apartándose de lo negativo, tiene menos riesgo de agredir a los demás o de ser complaciente con ello.
· Defenderse sin agredir
· Es posible que el niño agredido empiece a usar la violencia contra quienes lo atacan, para defenderse. Si la defensa no le funciona, puede que el ataque contra él se haga más fuerte. Enséñele a exigir que lo respeten pero sin defenderse con las armas del agresor.
Asesoría: Enrique Chaux, investigador y docente de la U. de los Andes y experto en violencia escolar, y María Carolina Sánchez Thorin, psicóloga y psicoterapeuta.Ley contra la violencia escolar
El proyecto de ley que radicó en el Congreso la ministra de Educación, María Fernanda Campo, busca la prevención, orientación y rehabilitación de los niños víctimas de la violencia, especialmente del matoneo, más que la represión o el castigo.
La iniciativa crea comités de convivencia en los colegios y plantea la reformulación de los manuales, en los que, a través del trabajo conjunto entre institución y padres, se establezcan derechos y deberes de la comunidad educativa.
Desarrollar competencias ciudadanas será el objetivo principal.